DEMONIO de las Tentaciones

No necesito presentación, pues ya sabes quién soy. ¿No te recuerdas? Déjame aclararte la memoria. Yo fui la que te incito decir “si” cuando debías decir  “no”. ¿Mi apariencia? SOY TODO, puedo ser la mujer más hermosa como el hombre con más dinero; puedo ser el vino que alivia tus tensiones  como el veneno que te quita el último suspiro. Yo siempre he estado presente, desde el origen de los primeros padres de la humanidad. Serví a un ser poderoso, este se conocía como el padre de todo ser viviente. Me cansé de ser un guardián de su reino. Tenía sed de poder. Si este Padre de todo ser viviente se había declarado Él mismo Ser Superior ¿Por qué no puedo ser superior también? Prediqué mis ideas revolucionarias a otros ángeles, pero como soy más inteligente, pude persuadirlos de romper las reglas.

 

Hubo una gran guerra, pero El Superior fue más astuto de lo que pensé, y me expulsó a la tierra. Ya no me conocerían como Lucifer, que significa Lucero, ahora que soy un ángel caído, me nombran como el Adversario o Satanás.  

 

Crecí en las tinieblas silenciosamente, lleno de odio en mi interior, pensando todos los días cual sería mi golpe maestro. Hasta que encontré mi tan esperada oportunidad en la hija humana de mi enemigo, y como tentar es mi fuerte, use mis habilidades para que se desobedeciera a su padre. Este se enfureció tanto que los expulsó del paraíso, hacia un lugar imperfecto, donde yo podría acercarme con más frecuencia. Dicen que El Creador es único que no hace errores, pues es correcto, nadie además de él puede haber creado un adversario tan perfecto, YO.

 

Pasaron años, décadas, siglos, seguía la rivalidad entre El Creador y yo. Logré que los hijos de Dios sintieran envidia, odio, hice que cayeran una y otra vez en la tentación, pues aprendieron a sentir el placer o el arrepentimiento de cada decisión que tomaron. Gracias a mi crearon grandes ciudades donde nadie más que yo reinaba, ciudades como Sodoma y Gomorra fueron el hogar de mis seguidores. Hasta hice que Dios castigara a sus hijos, y les mostré a los humanos como era este ser, es un hecho que él intento eliminar la raza que el mismo había creado con un gran diluvio. Pero por alguna razón muchos no dejaron de seguir a su Padre. Esto me dio más coraje de seguir luchando contra esta Magnificencia.

 

 Muchos profetas anunciaron la venida de un verdadero hijo del Ser Creador, escuche cada descripción de ese hijo, estuve atento a cada palabra, durante siglos, Dios le fue anunciando a su pueblo cada hecho, lugar, nombres… para que ellos supieran quien era el Mesías, aproveche cada información, y supe quien era el Hijo de Dios incluso antes de que el naciera.  Entonces hice que Herodes matara a cada bebe, niño, de su reino, Belén, para evitar que el hijo del Hombre se volviera un problema. No fue suficiente para alejarlos. Entonces recurrí a mi  último plan,  un plan sencillo y fácil, consistía en llenar todas las posadas, su objetivo: evitar que el Mesías naciera en Belén. Guié a una cantidad enorme de viajeros, todos se alojaron en posadas; pero aun así  fallé;  como lo ordenado, se ha hecho: “El Mesías nacería en la ciudad de Belén”.

 

Sin duda alguna, tenía que eliminar a ese niño, este desde muy pequeño ya sabía cuál era su misión, cada año que pasaba, cada amor que regalaba, su fe en su padre, hasta cada respiración, era una amenaza para mi reino.

 

Era un día cualquiera, el sol salía, las personas trabajaban y yo acechaba. Mis seguidores informaron que Jesús se dirigía al río Jordán, un lugar donde se acostumbraba bautizar, muchos de mis demonios preguntaron: ¿Por qué es importante?; y le respondí: uno debe conocer a su enemigo como si fuera un antiguo amigo. Si Jesús se bautiza, en público, entonces es la presentación que Dios anhelaba, la presentación como el salvador, hermano y amigo.  Mis demonios intentaron impedir que esto sucediera, yo ni me inmute en mover un dedo, pues,  estaba decidido en conocer en persona a Jesús.  

 

Después del gran esperado bautismo, llegó la hora en que yo le ofreciera mis regalos de felicitaciones. Para mi suerte Jesús se fue al desierto. Como cuentan: “Moisés subió al monte Sinaí, estuvo orando y ayunando hasta que Dios le dio su mensaje”. Jesús hizo las mismas acciones que Moisés, oró y ayunó por 40 días, e  inesperadamente el hijo del Hombre tuvo una sensación humana, una sensación física que todos sienten alguna vez, sintió hambre. Esta fue mi  llamada para mi entrada magistral, me sentí mas superior de lo que ya soy, pues el Mesías era totalmente humano. Aparecí, pues sabía que él iba aceptar mis regalos, pensaba que ni el Mesías  se podía liberar de la red de la tentación.  Y Comencé:

 

• Si eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes.

Jesús me respondió: Está escrito “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

Rechazó una de mis propuestas, pensé, este tiene fuerza de voluntad pero una persona por más fuerte que sea tiene su punto débil. Lo lleve a la cuidad Santa:

 

• Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te lleven en brazos, de modo que tu pie no tropiece en piedra alguna.

 

El Hijo del Hombre me dijo: También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.

Me sorprendió su respuesta, pero no me detuvo. Lo lleve al monte más alto, e hice aparecer todos los reinos:

• Todo esto te daré si te postras y me adoras.

Entonces Él  me dijo: Márchate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a él le darás culto.

 

Esto fue lo último, me aleje de él, ¿cómo es posible que Él haya negado todas mis propuestas? ¿Cómo se atreve a llamarme por mi nombre? ¿Cómo pudo ser fuerte a su decisión, cuando Adán y Eva cayeron tan fácilmente?  Mientras me alejaba observé que unos ángeles se acercaron y le sirvieron.

 

Claro, era una prueba que Dios le hacía a Jesús, una prueba que Él acostumbra hacer con sus hijos. Ya ahora sé que El Hijo de Dios no está jugando. Me vengaré por ridiculizarme.

 

Ahora, antes de despedirme quiero hacer una promesa, para el Mesías y para todos ustedes, quiero que sepan que no va ser fácil de cumplir, pero voy a deleitarme con cada paso de esta labor:

Tal vez seas El Elegido, tal vez me derrotes cuando mueras y resucites al tercer día, pero te prometo, Hijo del Padre, te hare daño en lo que más te duela, tus hermanos te van a amar durante siglos, se elevaran monumentos, ciudades, multitudes  en tu nombre, no podrás evitar que yo voy tente a tus hermanos, y estos cometan pecado;  tú los podrás curar, pero te prometo por mi eterna existencia que yo siempre estaré ahí para pinchar la piel de tus hermanos, y abrir una y otra vez sus heridas  hasta el final de los tiempos.

Esta es la despedida, pero no debes estar triste, dentro de poco escucharas de mí…