III El compromiso cristiano
Los seres humanos, tal como Dios nos lo encargó, tenemos la responsabilidad de cuidar no solo de “casita” de Encanto sino del mundo que se nos ha regalado y de todas las personas y animales que habitan en él. Los cristianos, siguiendo el ejemplo de Jesús y la Iglesia, de forma especial, estamos llamados a hacer presente el amor de Dios en medio de todos, no solo a través de las palabras, sino sobre todo con obras en favor de los más necesitados y en el cuidado de la naturaleza.
“En la calle vi una niña tiritando de frío, me enfadé y grité a Dios: “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?”. Durante un rato, Dios guardó silencio, pero aquella noche me contestó: “Ciertamente he hecho algo, TE HE HECHO A TI”.

3.1 "Tu felicidad es mi felicidad"
Todos deseamos ser felices. Jesús nos ha enseñado cuál es la clave para serlo: la felicidad no se encuentra en las riquezas, ni en las modas, ni en la fama… sino en el AMOR. El amor a Dios y a los demás. Solo quien ama y busca la felicidad del otro, solo quien defiende la dignidad del ser humano, puede ser verdaderamente feliz.
Lee y reflexiona la siguiente historia:
“Érase una vez un ciego que estaba a un lado del camino. No se atrevía a moverse pues no conocía el terreno y tenía miedo de tropezar y caer. Oyó que alguien se acercaba y le gritó:
- ¿Quién va? ¿Puedes ayudarme a seguir mi camino?
Le contestó una voz que le decía:
- ¿Ayudarte? Me cuesta arrastrar mi cuerpo. Estoy cojo, llevo varias horas de viaje y no puedo ya ni con mis muletas.
Contestó el ciego: - Sube a mis espaldas, yo soy ciego pero estoy muy fuerte. Tú indícame por dónde tengo que ir. Tú serás mis ojos y yo seré tus piernas. Y así ambos llegaron a su destino”.
En el camino de nuestra vida, no podemos avanzar solos. Nos necesitamos unos a otros. Es necesario salir de uno mismo, ver la necesidad del otro, y adelantarnos a socorrerla. Solo así, podremos de verdad ser felices y alcanzar nuestra propia meta.
*Visualiza y comenta en clase el video siguiente: “Life vest inside”
¿Cómo y cuánto debemos amar?
Jesús, poco tiempo antes de sufrir su pasión, quiere despedirse de los suyos, y lo hace en el contexto de una cena entre amigos. Aprovecha este momento para dejarles claro el mensaje más importante que Dios tiene para la humanidad: que nos amemos unos a los otros como Él nos ha amado. Y agrega que esa será la manera en que los demás reconocerán que somos cristianos.
¿Y qué significa amar como Jesús?
Amar a los que nos rodean como Cristo nos amó significa amarlos “hasta el extremo”, dando nuestra vida por ellos. Y “dar nuestra vida” por los demás no significa necesariamente morir por ellos, sino ocupar nuestra vida entregándonos a los que nos rodean, buscando siempre su bien. Porque amar no es “sentir bonito”, sino tomar la decisión de querer y buscar el bien del otro, aunque tenga que sacrificar mi tiempo y mi comodidad.
Cuando vivimos amando, se nota en que somos más serviciales, más atentos y amables, obedecemos a quienes buscan nuestro bien, aunque de pronto no nos guste lo que nos piden; rechazamos lo que nos daña, aunque ello signifique meternos en problemas; ayudamos al que nos necesita, compartimos incluso lo que más nos cuesta compartir, somos más tolerantes, no hablamos mal de nadie…
Todo esto distingue a un buen discípulo de Cristo.
Analiza la fórmula de la felicidad que tienes en la imagen y explica lo que nos está enseñando.
El amor comienza por los que tenemos cerca.
Visualiza este otro video.
¿Qué te sugiere?
¿Qué significa para ti “ser feliz”?
El Evangelio anunciado por Jesús tiene unos destinatarios preferidos.
(El ser humano 6º grado ed. SM)
Lee el siguiente texto bíblico y presta especial atención a las palabras que están en cursiva.
Dichosos los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tienen hambre, porque Dios los saciará. Dichosos los que ahora lloran, porque reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los odien y cuando los excluyan, los injurien y mal- digan su nombre a causa del Hijo del hombre.. Alégrense ese día y salten de felicidad, porque su recompensa será grande en el cielo; pues lo mismo hacían sus antepasados con los profetas.
En cambio, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya han recibido su consuelo!
¡Ay de los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de los que ahora ríen, porque se entristecerán y llorarán!
¡Ay, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes, pues lo mismo hacían sus antepasados con los falsos profetas! (Lc 6,20-26)
En tu cuaderno responde
¿Por qué crees que Jesús afirma que los personajes que señalaste en la primera columna son felices?
¿Por qué crees que Jesús se lamenta de los personajes que señalaste en la tercera columna?
En la actualidad, según los medios de comunicación y el sentir de la sociedad, ¿quiénes son llamados felices?, ¿por qué?, ¿son estos los mismos que son declarados felices por parte de Jesús?
Amar… incluso a los enemigos
Jesús, como sabes, era judío, de la región de Galilea. Los galileos no se relacionaban con los habitantes de la región de Samaria, porque eran considerados herejes, adoradores de un dios falso. Para los judíos, la obligación del “amor al prójimo” se limitaba a los de su propia raza y religión, y excluía a los enemigos y extranjeros. Sin embargo, Jesús va más allá, y propone amar incluso a los enemigos. Él mismo lo puso en práctica y lo llevó hasta sus últimas consecuencias, perdonando a aquellos que lo mataron y se burlaron de él.
Lee en Lc 10, 25-37 la parábola del buen samaritano y en tu cuaderno contesta a las siguientes preguntas:
¿Cuál es el mensaje de la parábola?
¿Qué significa “hacer lo mismo que el samaritano”?
¿Hoy cómo puedes ser tu samaritano?
Con tu curso planea una acción concreta para vivir como lo hizo el samaritano


Amor en acción: misioneros del amor de Dios
Los cristianos queremos que el amor de Dios se haga presente en el mundo y en todas las personas. Nuestro mundo necesita ser salvado del odio, la violencia, la discriminación, el hambre, la guerra, el egoísmo, la explotación…
Jesús vino a salvarnos de todo eso. Pero quiere nuestra colaboración. Nos ha llamado a ser misioneros, testigos y sembradores de su amor. ¿Te animas?
Busca información de algún misionero o misionera que haya dado su vida por amor a Dios y a los demás, y responde (en hoja aparte, para entregar) a las siguientes preguntas:
-
¿Cómo se llama? ¿Cuál es su historia?
-
¿Qué le movió a actuar así?
-
¿Te parece que es necesario que existan personas así en el mundo? ¿Por qué?
-
¿De qué manera, en tu vida de cada día, podrías imitar su ejemplo?
3.2 Modelos de vida
Cuando vivimos en verdad, cuando buscamos hacer el bien, cuando reconocemos que nos equivocamos y que cada día es un buen día para corregir y recomenzar, estamos reflejando el amor de Dios en nuestras tras vida.
Seguro que conocerás a personas que llenan de luz el lugar en el que se encuentra por su manera de ser y de estar. Todos tenemos personas que admiramos, que consideramos un modelo para nuestra vida. Gente que por su personalidad, sus cualidades, sus vivencias, su trato, sus virtudes… nos hacen decir: “yo quiero ser así”, “me gustaría parecerme a él/ella”, “admiro su forma de ser” …

Aunque en el Evangelio se habla poco de la Virgen María, los evangelistas Lucas y Juan explican varios momentos de la presencia de María en la vida de su hijo Jesús. Ella es el mejor ejemplo para un cristiano porque vivió su amor a Dios y al prójimo al lado de Jesús y colaboró con él en su misión salvadora.
A lo largo de la Historia, muchos pintores famosos han plasmado en sus cuadros algunas escenas clave de la vida de María. ¿Reconoces algunas de esas escenas? Todo lo que hizo María estaba relacionado con la vida de su Hijo; a él se entregó por entero y estuvo con él en los momentos más importantes de su vida.
Dios es grande
El Magníficat (palabra latina que significa “glorifica” o “engrandece”) es el nombre con que se conoce un himno entonado por María cuando encontró a su prima Isabel. En este himno, María manifiesta su amor a Dios y su confianza en Dios. Y esta confianza inunda su corazón de alegría y de acción de gracias porque, por medio de ella, Dios cumple su promesa de salvar a la humanidad. María es la primera cristiana, porque creyó en la Salvación de Dios y en el mensaje de su Hijo Jesús. Ella es para nosotros modelo de fe y obediencia.
Lee el canto del Magníficat en Lc 1, 46-55 y en tu cuaderno responde a las siguientes preguntas:
¿Qué dice María de sí misma?
¿Qué dice de Dios? Enumera cuáles son las acciones que Dios realiza
Los hijos de María
Sí, has leído bien. Además de su Hijo Jesús, María tiene otros hijos. No es que los haya dado a luz, sino que los ha adoptado como verdaderos hijos suyos: se trata de todos nosotros. Desde el momento en que María dijo sí a Dios, se comprometió con Él a realizar juntos la Salvación de los hombres. Y, dentro de ese plan de Salvación que Dios había trazado, encontramos un acontecimiento cumbre, verdaderamente importante: la muerte y resurrección de Jesús. Fue precisamente en ese momento cuando Él mismo nos la entregó como madre:
“Cerca de la cruz estaban María la madre de Jesús, María la esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre junto al discípulo a quien Jesús amaba tanto, le dijo a ella: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Después le dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y a partir de ese momento, el discípulo llevó a María a su propia casa” (Jn 19, 25-27).
En ese “discípulo amado” estamos representados todos nosotros. Jesús nos ama tanto que nos ha regalado incluso a su propia Madre, para que sea nuestra también.
Después de la resurrección de Jesús…
…María se suma a la primera comunidad cristiana, como un discípulo más de Jesús, para vivir, compartir y celebrar la Salvación que Dios nos trae. Los apóstoles la acogen, la respetan y la tratan como a una madre. Con ellos estaba el día de Pentecostés y, como ellos, recibió el Espíritu Santo.
Responde en tu cuaderno las siguientes preguntas:
¿Por qué decimos que María es la primera cristiana? ¿De qué es modelo para nosotros?
¿A partir de qué momento María pasó a ser madre de los cristianos?
Algunas cuestiones importantes
¿Puede María ayudarnos realmente?
Sí. Las buenas madres siempre interceden por sus hijos y cuidan de ellos. Y esta madre con más motivo. Ya sobre la tierra abogó ante Jesús por otros (en las Bodas de Caná, en Pentecostés…). Puesto que su amor por nosotros no cesa nunca, podemos estar seguros de que intercede por nosotros en los momentos más importantes de nuestra vida: “ahora y en la hora de nuestra muerte”.
¿Se puede adorar a María?
No. Solo se debe adorar a Dios. Pero podemos venerar a María como Madre de nuestro Señor.
Entendemos por adoración el reconocimiento de la absoluta grandeza de Dios, creador de todo y origen de todo bien. María es una criatura como nosotros, y por eso no debemos adorarla.
Pero, en la fe, María es nuestra Madre. Y debemos honrar a los padres, tal como dice la Biblia. Por eso la Iglesia tiene santuarios marianos de peregrinación, fiestas, advocaciones, canciones y oraciones marianas: para venerar y honrar a nuestra Madre del cielo. Una de las oraciones que más le gustan a la Virgen y que más recomienda que recemos, es el Santo Rosario.
a. María, modelo de compromiso
b. Los Santos

Los cristianos encontramos un modelo de vida en las personas de los santos. Ellos nos enseñan que es posible ser libres, amar y elegir el bien, más allá de las dificultades de nuestra vida. Decía santa Edith Stein: “Hay que buscar la verdad, decirla y abrazarla, aunque cueste muchos sacrificios y disgustos”.No pienses que los santos eran personas perfectas, sin defectos. ¡Ni mucho menos!
Los santos, al igual que tú, eran personas débiles, que cometían errores, que se equivocaban, que pecaban… Benedicto XVI, nuestro Papa Emérito, dijo una vez: “Los santos no son personas que nunca han cometido errores o pecados, sino quienes se arrepienten y se reconcilian”. Precisamente por eso, son unos buenos modelos para nosotros. Si fueran perfectos, podríamos pensar que están lejos de nuestro alcance, y que nunca lograremos asemejarnos a ellos. Pero nuestra esperanza está, precisamente, en que eran como nosotros, estaban hechos de un “barro” tan frágil como el nuestro. Lo único que hicieron, fue dejarse amar y transformar por Dios.Más aún, te diré otra cosa: tú estás llamado a ser santo.
A veces se piensa que la santidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. En realidad, ¡llegar a ser santo es la tarea de cada cristiano, es más, podríamos decir, de cada hombre! Todos los seres humanos están llamados a la santidad, que consiste en vivir como hijos de Dios, en esa “semejanza” a Él, según la cual hemos sido creados. “Ser santos –decía Santa Teresita del Niño Jesús- es ser lo que Dios quiere de nosotros”. En otro momento decía: “La santidad no consiste en tal o cual práctica, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra nada y confiados hasta la audacia en la bondad del Padre.” Eso es lo que hicieron los santos: abandonarse en los brazos de Dios, fiarse de Él como un niño pequeño se fía de su padre… escuchar la voz de Dios en lo escondido de su corazón y dejarse guiar por Él. ¿No te parece que tú también puedes lograrlo? ¿A qué esperas? Te propongo que investigues sobre la vida de san Alejo, patrón de los mendigos, enfermos y abandonados y, por tanto, muy acorde a la temática de nuestro curso: la dignidad del ser humano. Y con lo investigado vas a realizar su cuarto, sí, el "cuarto de san Alejo" al estilo de un Book nook: un rincón creado en el que se ambienta una escena con lo más característico de lo que se va a narrar. En este caso será lo que hayas aprendido de san alejo, lo que él hacía, creía, decía, etc.