Dios sale al encuentro del ser humano
En la unidad anterior vimos cómo Dios creo todo cuanto existe. Concluida la creación Dios no la abandona, sale continuamente a su encuentro. Este capítulo trata de esos “encuentros” y “desencuentros”.
​


Entonces Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor (…). Tomó el documento de la Alianza y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:
-Haremos todo lo que manda el Señor y obedeceremos (Ex 24, 4-7)
El Señor dijo a Abrahán:
-Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes. Así será tu descendencia. Yo soy el Señor, que te saqué de Ur de los Caldeos para darte en posesión esta tierra. Y haré de ti un gran pueblo (Gn 15, 5-7)
EL ANTIGUO TESTAMENTO… nos relata cómo empezó a formarse el pueblo de Dios. Como ya sabes, Abrahán y Moisés fueron los elegidos para sellar el pacto o Alianza de Dios con su pueblo, el pueblo de Israel.
​
​
(El ser humano 6º grado ed. SM)
En las religiones se produce el encuentro de las personas con la divinidad. Teniendo en cuenta que Dios es siempre mayor que el ser humano, este encuentro no podría darse si la divinidad no lo hiciera posible.
Cuando decimos que Dios se revela a la humanidad, queremos decir que Dios se acerca al ser humano y se da a conocer para poder establecer una relación con él.
El Dios de los cristianos es un Dios que se revela como alguien que desea establecer una relación de amistad con los hombres y las mujeres de todos los tiempos. No es un Dios solitario sino que sale de sí mismo, crea el mundo, da vida al hombre y a la mujer, y busca lo mejor para ellos, siempre respetando su libertad. Y todo esto por amor.
​
La salvación como objetivo
Lo que Dios ofrece al ser humano es la felicidad. Si busca al hombre y a la mujer es para que estos encuentren la felicidad que desean. Esta felicidad, la vida plena, es lo que se llama salvación y esta oferta de salvación de Dios a la humanidad se realiza a lo largo de la historia. Muchos hombres y mujeres han descubierto en sus vidas cotidianas, y también en los grandes acontecimientos históricos, la presencia y la acción de Dios.
Por eso decimos que a lo largo del tiempo se ha ido desarrollando una historia de la salvación, es decir, un conjunto de acontecimientos por medio de los cuales Dios se ha revelado a la humanidad dándose a conocer y ofreciendo la salvación.
La historia de la salvación
En la historia de la salvación que narra la Biblia, hay personas y momentos especialmente importantes. Son grandes encuentros de Dios con la humanidad. Estas son sus principales etapas:
-
Los orígenes. La primera manifestación de Dios es la creación. En los relatos de los orígenes se dice que la existencia del Universo y de la humanidad es el primer signo del amor de Dios. En estos relatos se describe un estado de felicidad original que expresa el proyecto de Dios para los hombres y las mujeres.
-
La elección de un pueblo. Para relacionarse con la humanidad, Dios elige un pueblo, que será su inter- locutor. Es el pueblo de Israel. La elección se realiza mediante una alianza, un pacto con Abrahán y su nieto Jacob, también llamado Israel. Con esta alianza, Dios promete formar un pueblo y acompañarlo cuidando de él.
-
La liberación. Cuando el pueblo de Israel tuvo que vivir esclavo en Egipto, Dios se revela como liberador. Llama a Moisés para que se ponga al frente de su pueblo, lo saque de Egipto y lo lleve, atravesando el Mar Rojo y el desierto, a la tierra de la libertad, la tierra prometida.En este caminar por el desierto tiene lugar un acontecimiento fundamental: en el Sinaí, Dios, por medio de Moisés, entrega al pueblo una Ley y este se compromete a cumplirla. Es la alianza solemne entre Yavé y su pueblo.
-
El reino de Israel. Una vez asentado en la tierra prometida, Israel se va desarrollando hasta llegar a constituir un reino. En esta etapa, Dios se revela como un rey justo y fiel a sus promesas, que conduce a su pueblo por medio de reyes como David y su hijo Salomón. La intervención de Dios también se realiza por medio de los profetas, personas que transmiten al pueblo mensajes divinos, unas veces de ánimo y esperanza, y otras de advertencias o reproches.
Pero el antiguo Pueblo de Dios no fue siempre fiel. Es más, continuamente rompió la Alianza hecha con Dios y se desvió por otros caminos que lo alejaban de Él. Sin embargo, Dios no los abandonó a su suerte: les prometió un Salvador y se comprometió a sellar una nueva y definitiva Alianza. Esta Alianza no se limitaría sólo al pueblo de Israel, sino que se extendería a todas las naciones de la tierra, durante todos los siglos. La Nueva Alianza que Dios nos ofrece es la Salvación, que nos llega a través de su Hijo, Jesucristo.
5. La promesa de un Mesías. A pesar de todo, las estructuras políticas y religiosas del reino de Israel no consiguen traer al pueblo esa situación de felicidad prometida. Por eso empieza a surgir la esperanza de que un día llegará un mesías que instaurará la salvación. Son sobre todo los profetas, que hablan de parte de Dios, los que alimentan esta esperanza mesiánica.
6. Dios se hace hombre. El punto culminante de esta historia de salvación es el momento en el que el mismo Dios entra en la historia haciéndose hombre en la persona de Jesús de Nazaret. La encarnación es el encuentro definitivo entre Dios y la humanidad, y el comienzo de la realización plena de la salvación. En Jesús, Dios se revela totalmente. En Jesús se cumplen las promesas. Él es el mismo Dios hecho hombre, encarnado.
​
2.1 Dios busca a las personas


2.2 Los desencuentros: el Pecado
En la historia de la salvación no todo han sido experiencias de encuentros de Dios con la humanidad. También ha habido desencuentros, momentos de tensión e incluso de ruptura de las personas con Dios.Son las experiencias de pecado en las que los hombres y las mujeres han rechazado las ofertas e invitaciones de Dios y han encontrado la desdicha en vez de la felicidad.Los momentos más significativos de pecado son los siguientes:
El pecado original. En los relatos bíblicos sobre los orígenes se describe lo que podemos llamar el prototipo de todo pecado: el deseo de hombres y mujeres de vivir su vida independientemente de Dios, desconfiando de Él. Esto genera la ruptura de la armonía del hombre y la mujer con Dios, con los demás y con la naturaleza.
La desconfianza y la idolatría en el desierto. En su caminar por el desierto, a veces duro y fatigoso, el pueblo de Israel llegó a desconfiar de Dios. Al pie del Sinaí se fabricó un ídolo, un becerro de oro, pensando que así tendría un Dios más cercano y más asequible. En otros momentos se planteó, incluso, renunciar a la libertad y volver a la esclavitud de Egipto.
La instauración de la injusticia. Con el desarrollo del reino de Israel, llega también el olvido de Dios, y la búsqueda de la salvación en el poder y en la riqueza. Esto genera la explotación del prójimo, el olvido de los pobres y el desarrollo de una sociedad injusta.También aparecen en estos momentos diferentes formas de idolatría como el dar culto a dioses distintos de Yavé. Los profetas denunciaron con fuerza estos pecados.
El rechazo del mesías Jesús. El pueblo de Israel ya había rechazado y perseguido a la mayoría de los profetas enviados por Dios. El mesías corrió la misma suerte, porque no resultó ser como unos y otros lo esperaban. Además, sus mensajes y sus obras no eran favorables a los intereses de los poderosos de su tiempo.La muerte de Jesús en la cruz es el mayor desencuentro de Dios con la humanidad. Pero su resurrección será el signo de que el amor de Dios es más fuerte que el pecado de la humanidad y abrirá definitivamente el camino de la salvación
JESÚS… vivió, murió y resucitó para salvarnos. Todo lo hizo por amor y para enseñarnos a amar. En esto consiste la Salvación que nos trae Jesús: en experimentar el amor que Dios nos tiene y convertirnos en personas nuevas, capaces de amar a todos. Amar significa entregarse, sacrificarse, ofrecer lo mejor de cada uno para el bien del prójimo.
​
EN PENTECOSTÉS… Jesús, que nos lo había dado todo (¡incluso a sí mismo!) nos hizo un último regalo: después de su Resurrección y ascensión al Cielo, nos entregó su Espíritu, para recordarnos todas sus enseñanzas y ayudarnos a vivir como Él vivió: amando y haciendo siempre el bien.
¿Recuerdas cómo fue?

A partir de entonces...
los apóstoles comenzaron una nueva vida: dejaron de esconderse y salieron llenos de alegría a las calles y plazas para explicar lo que habían visto y aprendido de Jesucristo. No tenían miedo de morir, porque Jesús estaba con ellos y el Espíritu Santo les daba fuerza y valentía.
Cuantos los oían, se quedaban admirados y conmovidos, y les preguntaban: “Hermanos, ¿qué debemos hacer?”. Ellos los invitaron a arrepentirse de sus pecados y bautizarse para recibir, ellos también, el don del Espíritu Santo. Ese mismo día se les unieron más de 3000 personas.
Los Discípulos...
y las personas que se habían convertido, comenzaron a agruparse en comunidades. Se querían mucho y se sentían hermanos. Además:
-
Se reunían en la sinagoga para orar, como cualquier judío piadoso.
-
También se reunían en sus casas, para escuchar las enseñanzas de Jesús que los apóstoles les contaban, y para celebrar la fracción del pan, la Eucaristía. En ella recordaban y conmemoraban la muerte y resurrección de Jesús.
-
Tenían todo en común, y compartían sus bienes con los necesitados.
-
La gente, al ver cómo vivían los primeros cristianos y cómo Dios estaba con ellos, se contagiaba de su alegría y de su gracia, y deseaba vivir como ellos. Quien se convertía recibía el Bautismo. De este modo, las comunidades fueron creciendo, y el mensaje de Jesús fue extendiéndose.
​Y así fue el inicio de la Iglesia, el Nuevo Pueblo de Dios que, como hemos dicho, se extiende a todas las naciones del mundo y a todos los tiempos. Es un pueblo universal.
2.3 La Iglesia, el nuevo pueblo de Dios
La palabra “Iglesia” tiene su origen en tiempos de los primeros cristianos. Al principio, los cristianos no tenían lugares propios para reunirse. Lo hacían en las sinagogas judías, hasta que se vieron obligados a buscar otro lugar. Más tarde los cristianos se reunieron en las casas.
Los esposos Áquila y Prisca recibían en su propia casa al grupo de cristianos de Éfeso. Cuando el apóstol san Pablo escribe una carta a los Corintios, además de sus saludos personales, les envía también los de Áquila y Prisca, junto con la Iglesia que se reúne en su casa. (1 Cor 16, 19).

En la casa de Áquila y Prisca se reunía “La Iglesia”, los convocados de Cristo, que se congregaban para escuchar la palabra de Dios y para celebrar la Eucaristía.
Este tipo de reunión es precisamente la que en griego se llama “ekklesia”, palabra que quiere decir: “Convocación, asamblea, reunión”.
La Iglesia no es el edificio donde se reúnen los cristiano, sino la reunión de los creyentes. Es hasta el siglo III cuando surgen las construcciones de iglesias o templos cristianos.
LA IGLESIA CRECE… Saulo de Tarso era un judío que se dedicaba a perseguir a los cristianos. Pero Jesús resucitado le cambió la vida para siempre… ¿Quieres saber cómo fue?
​
Desde su conversión, Pablo dedicó su vida a extender la Iglesia a otros países del mundo. Fue un viajero incansable. Predicaba a los gentiles, que eran las personas que no habían oído nunca hablar de Dios. Es por eso que se le llama “apóstol de los gentiles”. Allí donde iba, fundaba nuevas comunidades, con las que mantenía comunicación a través de cartas, en las que les recordaba las enseñanzas de Jesús y les animaba a vivir como Él. Estas cartas las encontramos en el Nuevo Testamento.Pero también sufrió mucho. Fue perseguido por los judíos porque, al ver éstos la fuerza de su predicación, tenían miedo de que muchas personas se convirtieran.
Estuvo encarcelado varias veces por predicar el Evangelio y, finalmente, murió mártir en Roma.


2.4 La Iglesia hoy
San Pablo comparó a la Iglesia con el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo, al igual que nuestro cuerpo, está formado por diferentes miembros que son importantes. Cada uno tiene una función distinta y todos ellos son necesarios para llevar a cabo su misión, que es la misión misma de Jesús: hacer presente en el mundo el Reino de Dios.
​
La Cabeza de este cuerpo es Jesucristo y los miembros de este cuerpo somos todos los bautizados que nos organizamos según los carismas y dones que Dios otorga, cumpliendo cada uno su misión:


LA IGLESIA REALIZA SU MISIÓN de tres maneras:
-
Evangelizando: anunciando el mensaje de Jesús a todo el mundo, para que conozcan el amor de Dios y su plan de salvación para la humanidad.
-
Testimoniando la fe con sus obras: haciendo el bien, siendo solidarios, trabajando por un mundo mejor, viviendo las enseñanzas de Jesús.
-
Celebrando la fe: por medio de los sacramentos, los cristianos festejan que Jesús ha resucitado y está presente en la comunidad. Celebrar y compartir la fe hace que los cristianos reciban fuerza para continuar su misión.