¿Quién soy yo?
Introducción
En el tema anterior profundizamos en el sentido de la vida para reflexionar en el nuestro e ir preparándonos para la elaboración de nuestro propio proyecto personal. En este nuevo tema nos preguntaremos por nuestra identidad y aquellos factores que intervienen en ella.
Las actividades del Árbol y de la Jungla te han introducido en el maravilloso mundo de tu ser. Conocerse “es la clave para dejar de andar por la vida simplemente sobreviviendo, y pasar a vivirla intensamente, pero la respuesta a la pregunta QUIÉN SOY YO (a la que llamamos identidad) es muy compleja…
Es en los años de la adolescencia y juventud en los que más clarificamos nuestra identidad, siendo el segmento de la vida en que en menos cantidad de tiempo, más cambios sufrimos, y más decisiones trascendentales tomamos: de los 15 a los 30 años es el momento donde definimos el resto de nuestra vida, precisamente por el tipo de decisiones que tenemos que tomar. Pues antes de tomar decisiones como: ¿quiero casarme?, ¿estoy listo para tener relaciones sexuales?, ¿qué voy a estudiar?, ¿quiero consumir alcohol u otras drogas?, ¿a dónde voy a buscar trabajo? ¿qué valores quiero que guíen mi vida?, es necesario clarificar un poco el ¿quién soy?
Para saber QUIÉN SOY YO en verdad, “es necesario conocerme bien como persona. Solo quien se conoce y se acepta primero, puede tomar el control de su vida y plantearse un proyecto para la misma.”
2.1 Estoy llamado…
(Cfr. Los 6 Pasos De Proyecto de Vida de Un Joven. Autor: Navarro Bulgarelli, Mauricio Javier, San José de Costa Rica)
Las actividades anteriores te han introducido en el maravilloso mundo de tu ser. Conocerse “es la clave para dejar de andar por la vida simplemente sobreviviendo, y pasar a vivirla intensamente, pero la respuesta a la pregunta QUIÉN SOY YO (a la que llamamos identidad) es muy compleja…
Es en los años de la adolescencia y juventud en los que más clarificamos nuestra identidad, siendo el segmento de la vida en que en menos cantidad de tiempo, más cambios sufrimos, y más decisiones trascendentales tomamos: de los 15 a los 30 años es el momento donde definimos el resto de nuestra vida, precisamente por el tipo de decisiones que tenemos que tomar. Pues antes de tomar decisiones como: ¿quiero casarme?, ¿estoy listo para tener relaciones sexuales?, ¿qué voy a estudiar?, ¿quiero consumir alcohol u otras drogas?, ¿a dónde voy a buscar trabajo? ¿qué valores quiero que guíen mi vida?, es necesario clarificar un poco el ¿quién soy?
Para saber QUIÉN SOY YO en verdad, “es necesario conocerme bien como persona. Solo quien se conoce y se acepta primero, puede tomar el control de su vida y plantearse un proyecto para la misma.”
Sabiendo esto, Qué contestarías a la pregunta...
Saber quién soy es la clave para dejar de andar por la vida simplemente sobreviviendo, y pasar a vivirla intensamente, pero la respuesta a la pregunta ¿QUIÉN SOY YO? (a la que llamamos identidad) es muy compleja. De hecho pasamos toda nuestra vida construyendo nuestra identidad, y también reconstruyéndola y reconstruyéndola ya que no somos seres determinados sino condicionados por aquello que nos ha sido dado y aquello que vamos creando.
Es posible que en el ejercicio anterior hayan salido “respuestas como el nombre, la profesión que quieres estudiar, el rol dentro de tu familia, entre otras. Pero El “yo” (el quién soy) es más que eso, es la suma de muchos factores que podemos agrupar de la siguiente manera:
• Mis roles sociales: hijo (a), hermano (a), amigo(a), estudiante, trabajador, entre otros,
• Mis características: físicas, biológicas, mis virtudes y defectos,
• Mis valores, mis creencias, aquello que le da sentido a mi vida
• Mis sueños, intereses, gustos, metas,
• Mi personalidad, mi forma de ser,
• Mi ambiente y su influencia en mi familia, mi colegio, mi barrio y mis amigos,
• Mis oportunidades y mis amenazas,
• Mis experiencias de vida, mis alegrías, mis penas, pero sobretodo mis aprendizajes.
Un aspecto muy importante para responder a la pregunta ¿quién soy? es reconocer que toda persona es un ser vocacionado. Todos lo somos. Etimológicamente la palabra “vocación” viene del latín “vocare”, que significa llamado. Y Dios, en su infinita misericordia, nos hace varias llamadas. José Sorando, un salesiano español, en su libro “La Orientación Vocacional” (2000), propone tres llamadas básicas para nuestra vida, que son las siguientes: Vocación a ser persona, vocación cristiana, vocación específica (esta última llamada la trabajaremos en el siguiente capítulo)
2.1.1 Vocación a Ser Persona.
El primer gran llamado es a ser persona. La vida es vocación en sí misma. Es ese llamado a ser lo mejor de nosotros(as) mismos, pero sin dejar de ser auténticos. Es ser la mejor versión de nosotros mismos que podamos ser, en vez de resignarnos con ser una copia de otra persona.
La vocación es un don de Dios, un regalo. “La vocación es el sueño de amor que Dios tiene en el corazón para cada uno y cada una de nosotros(as)” (Sorando, 2000).
Muchas veces los jóvenes cometemos el error de pensar que la vocación se reduce al servicio que realizamos en la iglesia. Pero la vocación a ser persona va más allá́, impregna toda nuestra existencia. De hecho tiene más que ver con lo que se “es” que con lo que se “hace”.”
Lee con atención la explicación de la vocación cristiana que viene a continuación y sintetiza su contenido valiéndote de las herramientas que creas necesarias para dar una charla TED de 3 minutos:
2.1.2 Vocación Cristiana
“La vocación a ser persona es un primer llamado al ser. Este segundo llamado es aún más radical. No es simplemente dejar de sobrevivir para pasar a vivir. El llamado y la invitación que Jesús nos hace es a disfrutar la vida en su máxima expresión, y eso lo logramos tratando de ser como Él en el mundo. Es un llamado a seguirle radicalmente, dentro de la Iglesia, en busca de la santidad.”
No todos comprenden la vocación cristiana pues es necesario reconocer, por medio de la fe, que para el cristiano Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida o dicho de otra manera, es el Camino que nos conduce a la Vida Verdadera.
Vivir la vocación cristiana comienza con el encuentro personal con Jesús que invita a seguirle y nos mueve a replantear nuestra manera de vivir, de actuar, y genera en nuestro interior un deseo de conversión “como respuesta inicial de quien escucha al Señor, por Él se dejó seducir, cree y decide ser su amigo, y se anima a seguirlo” (CELAM, 2011: p. 85).
Luego del encuentro y la conversión viene el aprender de él, el nutrirnos de su Palabra y de su vida por medio de los sacramentos y los grupos de oración en los que vamos creciendo en comunidad para vivir intensamente la vida cristiana en familia, en la iglesia y en la realidad social en la que se encuentre, colegio, universidad o trabajo.
Por último, vivir la vocación cristiana nos hace compartir con los otros la alegría de nuestro de nuestra fe y cuidar las relaciones que, como seres humanos, todos tenemos. Revisemos esas relaciones:
1. Relación con uno mismo: El autoestima. Este punto es muy importante, debido a que no se puede dar lo que no se tiene. Entonces, no se puede amar al prójimo si primero uno no se ama a sí mismo(a). Esta parte es vital de valorar en este momento del primer paso. No se trata de resignarse con lo que uno es, sino de aceptarse, de amarse, de saberse una persona humana y por tanto no perfecta, pero siempre perfectible. Y en la medida que uno sea consciente de sus errores y se tenga la disposición por mejorar, entonces en esa medida amarse por quién uno es. Ya dice el refrán popular: “si no se ama uno mismo, ¿quién lo va a hacer por uno?” No hay que compararse con nadie, sino con uno mismo. Hay que tratar de ser siempre una mejor versión de uno mismo, y las cosas en la vida mejorarán notoriamente.
2. Relación con el mundo: Se trata de ser un profesional cristiano, independientemente de la profesión. De ser un estudiante cristiano, un trabajador cristiano, un empresario cristiano, un agricultor cristiano. Aquí lo importante no es tanto lo que se hace para vivir, o lo que se sueña con hacer. Se trata más bien de entender que eso que se hace es la manera en que se está relacionando con el mundo. Y como estudiante, como trabajador, como profesional, como empresario, como ama de casa se puede dar lo mejor de uno para hacer de este un mundo mejor, para construir la civilización del amor. A veces creemos que es muy poco lo que podemos cambiar, que hay que ser político u obispo para cambiar la situación de nuestro país. Pero aunque estos roles sociales son de suma importancia, cada uno está llamado a ser cristianos ahí en el rol que tenemos en este mundo.
Para un momento y pregúntate
¿Desde mi situación actual, qué estoy aportando para hacer de este mundo un poco más humano, más justo, más solidario, más feliz?
3. Relación con los demás: Ser es amar, y amar es ser. Es la reciprocidad del amor. Se trata de entender que somos seres creados para amar, y para ser amados. Tenemos que dejarnos amar por Dios (Él siempre nos ama primero), y luego amarnos a nosotros mismos y amar al prójimo. Esta es la clave de la vocación cristiana: la vivencia del amor.
4. Relación con Dios: Es poder ver la vida como el máximo don (regalo) que Dios nos dio. Y saber que esta vida Dios nos la regaló con un propósito, y es el de la santidad. Dios quiere que seamos santos. Y nos da toda una vida eterna para lograrlo.
Ahora bien, el cristiano debe de serlo en todo momento. No se trata de ser cristiano en misa o cuando se está en un grupo juvenil. No se trata tampoco de alejarse de “lo mundano” por ser cristiano. Todo lo contrario, el llamado a la vocación cristiana se tiene que vivir ahí donde se está, en los diferentes ambientes. Se trata de ser cristiano sí en la pastoral juvenil, pero también en la familia, en el barrio, en “el cole” o “la u”, en el trabajo, con los amigos y amigas, con la pareja. Es ver en el cristianismo un estilo de vida. Mejor aún, su estilo de vida.
Un estilo que no sólo debe abarcar el “ser”, sino también el “hacer”. Una vez que soy cristiano, ahora sí actúo como cristiano. Es decir, actuaré como un cristiano lo haría en los estudios, en el trabajo, en la familia, con la pareja, en los deportes, los pasatiempos, en todas las áreas de la vida. No se trata de hacer todo bien, se trata de amar lo que se hace, y sobre todo hacerlo con amor.
No se si eres de los jóvenes que piensan que hay personas más “vacacionadas” que otras, o que existen “mejores vocaciones” que otras. Pero la verdad es que todas las vocaciones son esenciales para la vida de la Iglesia: todas las personas desde su forma de ser y sus acciones pueden (y deben) generar nuevas formas de servirle “al prójimo” y de evangelizar.
Saber que desde mi realidad soy cristiano. Y desde esa realidad se puede ser santo. Juan Pablo II nos decía que: “La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte.”
En este mundo hay muchas personas y cada una de ellas tiene una historia personal con Dios. Unos le han tenido cerca siempre y otros muchos son los que se encuentran con Él en un momento determinado de la vida y gracias a ese encuentro da un vuelco su existencia…
“Antes que el dinero y la fama, quiero formar una familia cristiana”
https://www.youtube.com/watch?v=OtypJz1qVJQ
https://www.youtube.com/watch?v=C4jWt-j09KY
“Celia es malagueña, tiene 21 años y estudia en la Universidad de Navarra. El pasado 15 de diciembre, iba por el campus camino de la biblioteca para dar un repaso antes de su último examen y volver a casa por Navidad. Eran las 8:32 de la mañana cuando un camión que dio marcha atrás la atropelló. Estuvo a punto de morir. El accidente ha marcado su vida, pero no como una desgracia, sino como un renacer. Lo explica ella misma en este video: Renacer de las cicatrices”
“Pongamos de moda pedir ayuda”
¿Tú también estás harto de fingir?
Pablo España es un chico de 26 años. Estaba harto de fingir, de no ser quién de verdad era. Fue creando un personaje y escondiéndose tras las corazas que se iba poniendo por miedo e inseguridad, fruto de una autoestima más bien baja. Vivía atrapado bajo el caparazón de las apariencias, del todo va bien, del soy feliz, yo controlo y voy a salvar el mundo porque lo puedo todo; pero no era feliz, estaba vacío porque vivía en una farsa que cada vez le angustiaba más. “Pongamos de moda la familia”
Así se podría resumir el cambio tan radical que experimentó María Arratibel en su vida. Ella antes era de las que se reía de la religión. La fe no era nada, hasta que pasó a serlo todo.
Recuerda que la propia vocación es el llamado que Dios te hace, ¿qué le vas a responder?
2.2 Mi identidad personal
Es en los años de la adolescencia y juventud en los que más clarificamos nuestra identidad, siendo el segmento de la vida en que en menos cantidad de tiempo (unos 15 años aproximadamente), más cambios sufrimos y más decisiones trascendentales tomamos.
Nuestra identidad es el resultado de una serie de factores fisiológicos, experienciales y sociales que debemos conocer con el fin de llegar a nuestro desarrollo pleno y feliz.
Mira con atención este gráfico que resume lo dicho e intenta explicarlo:
a.Factores fisiológicos
Nuestro cuerpo es una máquina perfecta que poco a poco va desarrollándose hasta llegar a la plena maduración. Externamente podemos ver cambios significativos pero es internamente en donde grandes “revoluciones se están realizando. Es muy importante conocernos y saber leer las señales que nuestro cuerpo nos da.
¿Sabes qué está sucediendo al interior de tu cuerpo? ¿Conoces tus señales especiales? ¿Sabes qué función tiene cada uno de los órganos de tu cuerpo?
b. Experiencia personal y entorno social
El “yo” (mi identidad) está en constante construcción y reconstrucción durante toda la vida (desde el nacimiento hasta la muerte), pero es en la adolescencia donde se toma una mayor conciencia de ello. Se experimentan muchas opciones, se tiene un entorno social, se interioriza lo que se quiere para sí mismo y se rechaza lo que no se quiere; por lo tanto es la etapa donde más se descubre y se construye el “yo”.
Para seguir clarificando la pregunta por el quién soy, es bueno que reflexiones sobre tus gustos, habilidades, limitaciones, sueños, valores, temperamento, tu familia, tus amistades…”, lo que has vivido y el ambiente en el que vives y luego de trabajar el tema, es el momento para tomarte un tiempo a solas y verte a ti mismo para descubrir tus respuestas a estas sencillas preguntas que te guiarán en este fascinante viaje del autoconocimiento…
Escucha estos testimonios, quizás sus vidas iluminen la tuya y más si tuviste algún suceso doloroso que no has superado o te preguntas por qué te sucede a ti lo que te sucede…
Analicemos un poco más la vida de Dimitri que es el claro ejemplo de que las experiencias de vida influyen evidentemente en nuestra vida PERO NO LA DETERMINAN. Siempre hay posibilidad de seguir adelante y decidir cortar con la cadena.
Luego de ver su testimonio, ¿con qué te quedas?
Que te sugiere esta frase de Dimitri en su testimonio: “Incluso en mis peores momentos sabía que mi corazón era de Dios”
Tenía 19 años, amaba el deporte y unos meses antes le habían diagnosticado leucemia. Su historia dio la vuelta al mundo, le plantó cara a la enfermedad, por sus ganas de vivir cada día como si fuera el último, pero también por la campaña que abanderó por la donación de médula. Se batieron todos los récords consiguiendo un número histórico de donantes a través de sus llamamientos en las redes, contando su experiencia. Miró de frente a la muerte, no le tenía miedo, y supo sacarle lo mejor a la vida porque no se quedó en lo que le pasaba sino que se propuso no rendirse.
Luego de ver su testimonio, ¿con qué te quedas?
Que te sugiere esta frase de Pablo en su testimonio: «La muerte no es triste, lo que es triste es no saber vivir»
A lo largo del bimestre hemos visto una serie de testimonios que nos han enseñado lo que es la resiliencia, o capacidad para minimizar los efectos negativos de la adversidad y maximizar los positivos.
El trabajo que has realizado ha supuesto momentos de reflexión, recuerdos, sentimientos… Algunas veces la reflexión ha sido grata y otras muchas no tanto. Sea como sea, tu identidad es suma de tu desarrollo físico, tus experiencias directas y el entorno que te rodea. Si algún aspecto de los reflexionados ha supuesto dolor, te has sentido incómodo, ha revivido situaciones difíciles, lo que debes hacer es buscar con quién hablarlo pues, aunque no lo creas, está dentro de ti y necesita ser sanado. Ese es el reto, el VERDADERO RETO: comenzar a sanar las heridas que hay en tu interior.
Antes que el dinero y la fama, quiero formar una familia cristiana
Athenas, Canta-autora argentina
La muerte no es triste, lo que es triste es no saber vivir
Pablo Raez, Deportista (QED)